La cuestión de la sucesión en la dirección es el GRAN RETO al que se enfrentan las EMPRESAS FAMILIARES.
Recordemos ese “viejo dicho” de que
las Empresas Familiares las crea la primera generación, las disfruta la segunda generación y las destruye la tercera generación
Es un hecho constatable el que sólo un porcentaje pequeño de las Empresas Familiares alcanza la tercera generación familiar.
¿Qué hacer?
Lo primero es no dramatizar. Hemos comentado, en artículos anteriores, que una de las principales características de las EMPRESAS FAMILIARES es su capacidad de VISIÓN A LARGO PLAZO. Bien, sigamos aplicando esa característica en el gobierno de la Empresa Familiar y hagamos que todos los integrantes de la Familia participen y sientan la responsabilidad de designar un adecuado gobierno de la Empresa Familiar. Es decir, que se intervenga, con tiempo suficiente y se pacte adecuadamente la sucesión en la DIRECCIÓN.
Dotando a la Empresa Familiar de lo órganos profesionales adecuados evitamos que los conflictos familiares empañen el entorno empresarial.
La elaboración de un PROTOCOLO FAMILIAR que sea suscrito por todos los miembros de la FAMILIA, por medio de un proceso dialogado, educado y correcto, en que todas las opiniones se traten y se analicen, sin duda contribuye y de manera eficaz a la armonía familiar y, lógicamente, a la continuidad de la Empresa.
¿Qué fundador, que hijo de fundador, que nieto de fundador, no desea la armonía familiar y la continuidad de la Empresa Familiar?.
Está claro que todos ellos, todas las generaciones están deseando que se consiga la continuidad de la Empresa Familiar…, pero ¡hay conflictos generacionales!.
¿Qué debemos tener en cuenta para que el PROTOCOLO FAMILIAR sea útil y perviva en el tiempo?
El profesional que elabora el PROTOCOLO FAMILIAR lo primero que debe analizar son las circunstancias particulares de cada Familia, de cada miembro de la Familia al que se pedirá suscribir el Protocolo Familiar.
En ese análisis de las circunstancias particulares se debe prever la situación de las generaciones actuales y las venideras, nuevamente se ha de tener una VISIÓN A LARGO PLAZO.
El Asesor Externo debe combinar adecuadamente todos los aspectos empresariales y personales, tanto de la Unidad Familiar como de cada uno de sus miembros en relación con la Empresa, y prever su evolución.
Importante no olvidar que ha de establecerse un acuerdo marco flexible que nos permita el que se puedan desarrollar posteriores acuerdos.
Fundamental es el que todo el trabajo del asesor externo se dirija a determinar unos VALORES que sean asumidos, interiorizados, comprendidos, sentidos y reflexionados por cada uno de los miembros de la FAMILIA.
En definitiva, lograr el compromiso de todos los miembros de la Familia.
La firma del PROTOCOLO FAMILIAR por los miembros de la unidad familiar supone la manifestación de unos PACTOS. Son PACTOS morales que ante un eventual incumplimiento pueden ser reprochables desde un punto de vista ético. Son PACTOS que crean derechos y obligaciones entre los familiares y cuyo incumplimiento puede originar sanciones. Incluso que alguno de sus miembros puede acudir a los Tribunales para exigir su cumplimiento. Pero también son PACTOS que pueden inscribirse en el Registro Mercantil y que pueden hacerse valer en la Familia y frente a terceras personas.
El Protocolo Familiar es una inmejorable herramienta para solucionar los problemas que se plantean en la Empresa Familiar.